18 oct 2015

La pérdida del presentismo




Primero fue la antigua máquina fichadora, muy parecida a una tostadora de pie, en la cual en vez de una feta de pan lactal, metías un cartón con tu nombre y después de quemar el cartón con la hora, la muy alcahueta te lo escupía en la cara mientras vos cruzabas los dedos para que no te haya cambiado justo de 00 a 01.

Luego llegó el molinete y una tarjetita blanca de plástico que ni bien apoyas en el lector, lee tus datos e inmediatamente le manda la información a tu jefe.


Formas diversas de ponerse la gorra, de disciplinar el mundo del trabajo. Algunos caen más rápido, otros reniegan un poco más. Algunos dependiendo de cuan alto esté ubicada “su” empresa dentro del ranking de las grandes corporaciones, muestran orgullosos la famosa tarjetita blanca. Como si fuesen un trofeo la sacan a pasear, la cuelgan en la cintura, la lucen orgullosos por la vida, tal como lucirían las estrellitas que se pegan en la pechera de los polis cuando por algún dudoso mérito, pasan de ser un simple oficial y se convierten en cabo primero.


En los últimos años aparecieron las modernas digitalizadoras de dedos, mucho más efectivas que las tarjetas que mencionaba antes, que siempre pueden ser apoyadas por un portador cualquiera aunque no sea su dueño y que casualmente es aquel que, sabiendo que llega más temprano, le hace el favor al resto.  Estas modernas máquinas, abren un dominio distinto, verifican tus huellas dactilares, las que previamente tuviste que haber registrado en la oficina de recursos humanos. Llegando a esta altura, el sistema se muestra tal cual es, sin apariencias, no pretende ser otra cosa. Se vuelve cada vez más irreverente mostrando su verdadera función: la de no ser más que la entrada a una especie de cárcel, mientras apoyas el dedo te invitan a pensarte como algo más cercano a la categoría de criminal o de pobre desposeído - que está a un solo click de cometer un delito -, que a un hombre que se realiza a sí mismo al tiempo que realiza su trabajo.


Todas estas maquinolas creadas y pensadas por los dueños del mundo, esconden en su interior el secreto del tiempo mundial. Un tiempo extremadamente cruel, que determina tu existencia y supervivencia en el mundo real. Un segundo delante de ellas basta para que indiquen sin opción de protesta, si vas a perder el presentismo o no. Un segundo delante de ellas basta para desaparecerte por el resto del día.

Y yo me pregunto que es de nuestro cuerpo cuando la máquina controladora del tiempo determina que hoy perdiste tu presentismo?
Qué pasa con toda esta masa de carne, huesos y sangre? Dejamos de existir así sin más? En que dimensión se mueve uno cuando ya no se está presente?

Hoy domingueando entra cafés con leches y lecturas, más presente que nunca, me gusta imaginar que cuando uno pierde su presentismo, en realidad ha logrado robarle unos minutos a ese reloj repugnante y odioso que tanto les quita a los hombres de ciudad y que tan pronto como uno se desintegra en el espacio, ingresa en una red de fibra óptica junto con otros tantos desacatados y como si fuese un aprendiz de hacker, llega hasta la pantalla de su jefe para sin que este se de cuenta tirarle una plantación entera de tomates a la pantalla (que naif!!!, acá imaginensé uds. lo que podrían tirarle, sirve cualquier cosa roja mirá:) mientras éste cree que está mirando la alerta roja de tu llegada tarde y vos en realidad estás desintegrado del otro lado, propinándole una serie de insultos, gestos obsenos, cagándote de risa de su cara de ojete.

La Maga. 

7 comentarios:

  1. lo de exhibir las tarjetas es como si un león en un zoo exhibiese su jaula, no?

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  2. algo así pasa en la empresa donde trabajo. La fichada indica donde entraste , a que hora y cuanto te tomó llegar vivo a tu puesto de trabajo. Parecido sistema utilizan los supervisores con sus nextels pripeando a toda hora y en todo lugar. Cada vez que suena un prip, es una persona que deja su vida para ver que le pasa al proceso industrial, y se jactan de estar conectados u on line todo el tiempo. Rñ presentismo, es una deformacion negativa de presencia, de presente, de estar aqui y ahora, de ser uno mismo, y no parte de una cadena productiva que solo fabrica comfort para pocos y ausencias para muchos.Es triste ver al esclavo mostrarte lo brillante que tiene las cadenas y el orgullo de llevarlas.
    un abrazo Maga!

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    1. Tengo fe de que alguna vez entenderemos y estaremos cada vez mas presentes. Abrazo Panza! Buen viernes.

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  3. genia...una pelotudez: en el título de la entrada te comiste una "S" en presentismo
    abrazo t

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    1. Es verdad! Mil gracias Ahora lo corrijo. Ya te estas pareciendo mucho al toti de orsai =) jajaja!

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