Cae el sol en un balcón de Villa Urquiza. Una hoja en blanco y una escritora frustrada.
Una palabra que nunca llega.
Soledad.
"Y le pedimos al amor
–que, siendo deseo,
es hambre de comunión,
hambre de caer y morir
tanto como de renacer–
que nos dé un pedazo de vida verdadera,
de muerte verdadera.
No le pedimos la felicidad,
ni el reposo, sino un instante,
sólo un instante,
de vida plena, en la que se fundan los contrarios
y vida y muerte,
tiempo y eternidad,
pacten."
Octavio Paz, el laberinto de la soledad
Fotito mía, atardecer para todos.